Cardano (ADA) fue fundado en 2017 por Charles Hoskinson, quien también fue uno de los cofundadores de la red Ethereum. El proyecto está diseñado como una cadena de bloques de «tercera generación», que tiene como principal objetivo resolver los problemas de escalabilidad de la generación uno (por ejemplo, Bitcoin) y la generación dos (por ejemplo, Ethereum). Según los defensores de esta clasificación, las cadenas de bloques de generaciones anteriores sufren cuellos de botella que limitan el rendimiento de la red si se utiliza de forma masiva. Cardano nace para mejorar esa limitación. Según sus creadores, los principios de diseño clave detrás de Cardano son la seguridad, la escalabilidad y la interoperabilidad.
Cardano es una de las cadenas de bloques más grandes que utiliza con éxito un mecanismo de consenso de prueba de participación (Proof of Stake), que consume menos energía que el algoritmo de prueba de trabajo (Proof of Work) en el que se basa Bitcoin.
El proyecto se enorgullece de garantizar que toda la tecnología desarrollada pase por un proceso de investigación revisada por pares, lo que significa que las ideas pueden probarse antes de ser validadas. La oferta de su token de intercambio ADA está limitado a un máximo de 45 millones. Y está diseñado para garantizar que los propietarios puedan participar en el funcionamiento de la red.
Consideramos que uno de los puntos fuertes de Cardano es la filosofía académica y científica que hay detrás de este activo. El equipo que desarrolla Cardano ha publicado más de 90 informes técnicos sobre la tecnología subyacente. Otro punto fuerte, a tener en cuenta, es que el proyecto tiene una hoja de ruta bien definida, que le permitirá a la red tener de forma visible mayor seguridad, escalabilidad e interoperabilidad integradas.
Entre otros, Cardano tiene como objetivo permitir que las aplicaciones descentralizadas y los contratos inteligentes se desarrollen con modularidad. Por lo que al igual que Ethereum, las posibilidades para los casos de uso de Cardano son múltiples. Está diseñado para actuar como la capa base para las aplicaciones que se construirán en la parte superior. Lo que le permite, por ejemplo, ser utilizado por empresas agrícolas para rastrear productos frescos desde el campo hasta la mesa, mientras que otros productos construidos en la red permitirían que las credenciales educativas se almacenen a prueba de manipulaciones o que los comercios minoristas tomen medidas drásticas contra los productos falsificados.